Mis libros de 2021

Manu de La-Chica
12 min readDec 29, 2021

Este año sí que puedo decir que he leído. O, al menos, eso es lo que dicen mis amigos cuando les digo que llevo medio centenar de libros. Dicho así suena bien: medio centenar. Eso deben ser un par de baldas de mi estantería.

En la balda de arriba, la primera lista, hay sobre todo libros de espiritualidad. En la segunda están los libros que he leído para mi tesis (pódcast, periodismo, identidad…). Este año no hay mucha variedad de temas, pero, qué queréis que os diga, yo he sido muy feliz con estos libros.

Como siempre, esta lista no tiene ninguna pretensión más allá de la de compartir lecturas y que me sirva como recuerdo de lo que he leído con el paso de los años. Por eso los libros están ordenados por orden de lectura y no por “nota”. Espero vuestras sugerencias para el año que viene.

Ahí va la lista.

1. Construir el amor (José Pedro Manglano). A Josepe le tengo un cariño especial y me gusta como piensa. Por eso hay varios libros de él por aquí. En este, que ya tiene unos años, explica los diferentes tipos de amor por los que puede pasar una relación y cómo identificarlos.

2. Santos de vida (José Pedro Manglano). Josepe también es el fundador de Hakuna, un movimiento de la Iglesia, muy reciente y lleno de vida. Aquí propone un decálogo “muy poco original” —en sus propias palabras— para los que quieren seguir a Cristo por este camino.

3. Diarios 1939–1968 (Thomas Merton). Empecé a leer esta compilación de Merton hace un par de años. Es una joya. El libro empieza cuando él tiene 24 años y, después de una vida de aquí para allá, acaba de convertirse al cristianismo. Dos años después se hace monje trapense. Fue autor de best-sellers, maestro de novicios, predicó por Asia, se carteó con grandes literatos, llevó una vida interior riquísima, con sequías, con dudas, se enamoró de una enfermera que le hizo plantearse dejar los hábitos, se retiró como ermitaño… Le pasó de todo y lo vivió todo. Es un libro que he subrayado mucho y al que volveré.

4. Los Movimientos, escuelas de libertad (Benedicto XVI). Mi experiencia dice que cuando uno vive su fe dentro de la Iglesia es fácil encontrarse con otros que viven esa misma fe pero con carismas muy distintos. Cada vez es más común. Y puede ser fácil decir que no entiendes algo o incluso “rajar” de los que son distintos a ti. En este librito, Ratzinger, como prefecto de la congregación para la doctrina de la fe, responde a muchas dudas de otros obispos sobre la implantación de los movimientos en la Iglesia. A mí me ayudó a caer en la cuenta de que cada uno de esos movimientos no es solo un don para ese nuevo grupo sino que es un don para toda la Iglesia y que todos tenemos que aprender de lo que va suscitando el Espíritu Santo en su Iglesia.

5. Botas de colores para días de lluvia (María G. de Jaime y Tomás Páramo). Lo leí durante mi confinamiento en enero por el covid. Se lo empezaron a leer mi hermana y mi madre y se lo ventilaron enseguida. A mí me sorprendió, porque no son muy de leer. Es una historia bonita sin ser gran literatura.

6. Sexo para inconformistas (Trini Puente y Alberto Baselga, @lonuestro.info). Trini y Alberto hacen una labor fundamental en Instagram para hablar bien de afectividad y sexualidad. En este libro que editaron ellos —le vendría muy bien una mano ajena que editara— reúnen algunos posts que comparten en su cuenta y explican cómo mujeres y hombres vivimos las cosas de forma muy distinta.

7. Lo que no se ve (Jesús Montiel). Montiel me ganó hace un par de años con Sucederá la flor y, desde entonces, voy intentando leer algo suyo cada año. Aunque me gustó y subrayé algunas cosas, seguiría recomendando otros suyos antes.

8. Historia del silencio (Alain Corbin). Creo que fue María Jesús Espinosa de los Monteros quien lo recomendó en Twitter y por eso lo leí. A mí no me gustó tanto. Esperaba más.

9. Diario de oración (Flannery O’Connor). Me parece que es un libro que he hubiera aprovechado más si le hubiera leído más. Son varias cartas a Dios, a modo de diario, cuando empieza a escribir sus cuentos.

10. Santos de mierda (José Pedro Manglano). Es el tercero de los libros de un cuarteto que termina con Santos de vida, el número dos de esta lista. En esta ocasión Josepe explica como los cristianos, como todos los seres humanos, somos navegantes en una noche de la que somos salvados.

11. La santa liturgia (Dom Gérard Calvet). Este libro me ha ayudado a comprender que lo que se vive en la liturgia, que es la oración conjunta de toda la Iglesia, es la unión del cielo y la tierra.

12. Dirección espiritual y meditación (Thomas Merton). Otro de Merton. En esta ocasión son dos ensayos cortos. Toda la vida es acompañamiento y casi nadie ha tenido la suerte de que alguien le explique qué significa ser acompañado o cómo acompañar bien. Nos venden lo de “rodéate de personas vitaminas” y a correr, pero esto es más serio. Vale mucho la pena leerlo.

13. A la espera de Dios (Simone Weil). Desde que leí este libro —que reúne varias cartas a un sacerdote tras su “conversión” (nunca bautizo) y ensayos— me fascina la intuición con la que piensa Weil. Aunque no esté de acuerdo en alguno de sus motivos para no bautizarse, creo que ella tenía más claro que muchos cristianos lo que significa serlo. Tiene también un ensayo magnífico sobre la amistad y otro sobre la caridad.

14. El silbido del arquero (Irene Vallejo). Una reescritura de la Eneída desde la perspectiva de los protagonistas.

15. Salvatierra (Pedro Mairal). Si queréis una mañana tranquila, cogeos este libro, iros a un monte o al mar o a un parque, y leedlo de seguido. A mí me atrapó. Érase un hombre que pintó su diario durante años en un único cuadro y cuya vida puede podía verse a lo largo de cuatro kilómetros.

16. Feria (Ana Iris Simón). Qué decir que no se haya dicho ya de este libro. A mí me gustó. Creo que refleja muy bien el cambio de generación, que hay que volver a lo esencial y que estamos viviendo atropellados.

17. La gente no existe (Laura Ferrero). Me gusta mucho lo que hace Laura en su Instagram y me gustó mucho en su faceta de novelista con Qué vas a hacer con el resto de tu vida. Esto son cuentos. Me gusta cómo se fija en lo sencillo, en lo íntimo, en mostrar mucho con muy poco. Seguro que hay alguno para ti.

18. Hamnet (Maggie O’Farrell). Es una de las novelas que más se han celebrado este año; y no me extraña. O’Farrell tiene un don para narrar, para meterte dentro. Esta novela está basada en la familia de Shakespeare, sobre todo en su mujer y en sus hijos. Pero eso da igual. Es una historia sobre la infancia, sobre cómo se mezclan la magia y la realidad, sobre el amor de una madre, sobre la enfermedad.

19. Resurrección. Experiencia de vida en Cristo resucitado (Fabrice Hadjadj). El año pasado ya dije que Hadjadj me parece una de las cabezas pensantes más potentes de nuestra generación y leerle, aunque a veces puede costar o resultar incómodo, creo que merece la pena. A veces los cristianos podemos parecer demasiado intensitos viviendo en las ideas, pero la realidad es que el cristianismo está en el aquí, en el ahora, en los gestos más comunes. Es todo lo contrario a las obras majestuosas.

Algunos conquistadores construyeron imperios por ser incapaces de cultivar un jardín. […] Su obsesión por los súperpoderes es la marca de su impotencia: no consiguen recibir lo presente de cada presencia, lo sensacional de cada sensación… El resucitado no es uno de estos superhombres. Su gloria esposa lo cotidiano. Apenas ha llegado a la cima de la perfección y no encuentra nada mejor que encontrarse con sus amigos para conversar y comer con ellos. Quiere mostrarse simplemente humano y solo eso bastaría para demostrar que es Dios (9–10).

20. Humano, más humano. Una antropología de la herida infinita (Josep María Esquirol). Si queréis un ensayo breve, puede ser este. Sobre vivir habitando una herida que es infinita, sobre que vivir es más hacer del mundo una casa que dominarlo, sobre la vocación poética de todos los hombres.

21. Qué bueno es tener sed de Dios (Juan José Ayán). Es uno de los pocos libros que viven en la web de Iesu Communio, y yo soy fan de estas monjas. Lo que he visto en sus rostros es de verdad, una alegría y una pasión por la vida como nadie. Y yo quiero vivir como viven ellas. En este libro, Ayán habla de la sed que tenemos de Dios y de la sed que tiene Él de nosotros. Qué bueno es participar de esa sed.

22. Garabandal a la luz de la historia (tesis doctoral de José Luis Saavedra). ¿Se apareció realmente la Virgen en este pueblo cántabro entre 1961 y 1965? ¿Qué es lo que vivieron los vecinos del pueblo? ¿Qué sabemos y qué no? Quizá es por estar haciendo una tesis, pero creo que leyendo una tesis seria se aprende mucho, porque no vale poner tu opinión. Hay que explicar, argumentar, citar, probar, reconocer tus límites.

23. Dejad que Cristo os guíe (Albert Peyriguère). Este libro me ha cambiado la vida. Es una correspondencia de la que solo tenemos una parte, la de Peyriguère que, de vez en cuando, manda una carta a una monja francesa a la que dirige espiritualmente. Él vive como ermitaño en el desierto marroquí para atender a bereberes. Cada una de sus cartas está muy meditada. Él no tiene ninguna necesidad de escribir ni le preocupa si tarda meses en responder. Sabe que el verdadero maestro de la monja es otro. Y él no va a aconsejar algo que no viva. Es un tesoro.

“Ver a Jesús en todo ser humano” nos decía el padre Foucauld. ¡Qué real es Cristo, qué tremendamente real es Cristo, cuando se presenta “bajo las especies” de uno de nuestros hermanos pobres! ¡Qué bueno es acudir en ayuda de Jesús, cuando nos lo pide en uno de esos «por los que Él ha muerto»! Pasar el día cuidando la carne misma de Jesús, levantando su pobre alma descorazonada… ¿se puede ser más contemplativo? ¡Cómo nos ama el buen Dios, mi querida hija! Cada uno de nosotros existe conmovedoramente para Él. Él nos ama por toda la miseria que hay en nosotros y por toda la grandeza que quiere poner en nosotros (144–145)

24. La última rosa (Jesús Montiel). Más de Montiel. Tiene más sentido después de leer Sucederá la flor y Lo que no se ve.

25. El taller del orfebre (Karol Wojtyla). A Juan Pablo II le gustaba mucho el teatro y antes de ser papa actuó y escribió algunas cosas. El taller del orfebre es una obra escrita en su juventud sobre el matrimonio a través de la historia de tres parejas.

26. Simón, llamado Pedro (Mauro Giuseppe Lepori). Sin duda, está en el top3 de este año. Lepori es el abad general de los cistercienses desde 2010 y, como monje, no tiene ninguna necesidad de escribir. Le importa bastante poco la fama. Así que si escribe es porque tiene algo que aportar. En este libro entra dentro del Evangelio siempre desde la mirada de Pedro, el apóstol. Nunca antes había vivido así el Evangelio. Recomendadísimo.

27. Si no puedes perdonar, esto es para ti (sor Lety). El perdón es un don. No perdona quien tiene fuerzas sino al que se le concede esa gracia. En este libro se recogen varios testimonios de personas que han recibido ese regalo. Son vidas duras, muy duras —infidelidades matrimoniales, muertes de amigos, matar sin querer a tu hermano…—, pero que han sido redimidas.

28. Te amarás a ti mismo como Dios te ama. La fuente de la autoestima (Jesús María Silva Castignani). Todos intentamos amar a los demás lo mejor que podemos, pero nos chocamos una y otra vez con nuestras heridas, aunque quizá no las llamemos así. Ni en la familia más perfecta nos han podido querer como anhela nuestro corazón. Por eso es necesario mirar a quien puede saciar de verdad. Por eso es importante concienciarnos de que no necesitamos mendigar el cariño de otros. Ni exigirles que nos quieran de una forma que no pueden. Un libro para liberarse y para trabajarlo.

29. El camino de la imperfección. La santidad de los pobres (André Daigneault). Este libro es también una liberación de la perfección, de la autoexigencia y de esa visión de la santidad como una conquista de virtudes. La santidad es todo lo contrario. Es dejarse hacer.

30. La misa: el beso de Dios (José Pedro Manglano). Cada vez soy más consciente de que la misa es un regalazo. Lo que pasa es que intentamos analizarla demasiado en vez de vivirla como lo que es: una entrega de amor.

Si es posible la encarnación, lo es también la deificación: que el hombre sea dios sin dejar de ser hombre. Este es, precisamente, uno de los principios más repetidos por los Padres durante los cuatro primeros siglos del cristianismo: Jesús se hizo hombre para que el hombre se hiciese dios. Y esta deificación la obra Dios fundamentalmente en la misa; y no como el alquimista que en su laboratorio se dedica a transformar unas sustancias en otras, sino con un amor que da todo lo suyo a su amado, como quieren darlo todo los esposos en su unión carnal, como quien besa busca aspirar el principio de vida del otro y dar el suyo

31. La amistad (Simone Weil). Es una selección de los cahiers de Weil y de A la espera de Dios. Creo que merece bastante más la pena coger un libro o un ensayo suyo y leerlo entero.

32. Ser padre con san José (Fabrice Hadjadj). Hadjadj reconoce en uno de los capítulos que se vio obligado a aceptar el encargo de escribir este libro porque las bocas de su familia habían crecido más rápido que sus ingresos, pero eso no le resta ningún mérito a la luz de este libro. Más bien, creo que san José, como cualquier padre, haría lo mismo para dar de comer a su familia. Con un estilo muy suyo, Hadjadj va intentando descifrar lo que significa la paternidad de la mano de José: ser hijo antes que padre, la conquista de la Virgen, el misterio de lo femenino, la educación de los hijos —del Hijo— y pasar el testigo.

33. La explosión de la soledad (Erik Varden). Tenía muchas ganas de este libro y ha sido una buena elección para terminar el año. Sobre el papel de la memoria en el cristianismo, sobre recordar siempre que somos polvo, pero polvo creado. De dónde venimos y a dónde vamos: las preguntas de siempre. Me han gustado, sobre todo, los tres primeros capítulos.

La segunda escalera, como decía al principio, consta de los libros que he leído para la tesis doctoral que estoy haciendo en la UNAV. Creo que no merece la pena comentarlos uno a uno, pero los dejo aquí por si la conversación sigue por otros canales. Ya os daré el tostón más adelante con la tesis, que todavía me quedan dos años y medio más investigando. Va sobre el papel del narrador en los pódcast periodísticos seriales, cómo se construye, algunos dilemas éticos que pueden surgir con respecto al periodismo tradicional… Ahí van.

1. La transformación digital de la radio. Diez claves para su comprensión profesional y académica (coord. Pedrero Esteban y García Lastra-Núñez).

2. Escribiendo historias. El arte y el oficio de narrar en el periodismo (Juan José Hoyos).

3. Storytelling. Cómo contar tu historia para que el mundo quiera escucharla (Bobette Buster).

4. Los elementos del periodismo (Kovach and Rosenstiel).

5. El narrador (Walter Benjamin).

6. En defensa de la conversación (Sherry Turkle).

7. Oralidad y escritura. Tecnología de la palabra (Walter Ong).

8. La mirada lúcida. El periodismo más allá de la opinión y la información (Albert Lladó).

9. El narrador y sus historias (José Jiménez Lozano).

10. Las estrategias del narrador. Cómo escoger la voz adecuada para que el relato fluya, tenga unidad y atrape al lector (Silvia Adela Kohan).

11. Vida de consumo (Zygmunt Bauman).

12. Poética (Aristóteles).

13. Arte Poética (Horacio).

14. Speaking Personally (Roselind Coward).

15. Quién cuenta la historia. Estudios sobre el narrador en los relatos de ficción y no ficción (varios).

16. Basado en hechos reales (Pilar Carrera).

17. Sí mismo como otro (Paul Ricoeur).

18. Reality Radio: Telling True Stories in Sound (ed. by John Biewen and Alexa Dilworth).

19. Storytelling in Radio and Podcast: a Practical Guide (Sven Preger).

20. Podcasting: The Audio Media Revolution (Martin Spinelli and Lance Dann).

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Manu de La-Chica

Me gusta contar historias. Aprendí en el Diario de Navarra, El Español, Je Suis Réfugié, Rome Reports y Stolperstein.